Relato de la escalada a la norte clasica del Vignemale realizado por el enano.
Sin descanso de los Alpes nos vamos el martes hacia Oulettes para hacer la norte de las nortes, la norte del Pirineo por excelencia, una de las paredes más largas que todo escalador quiere tener a sus espaldas, esa pared de 900 metros que nunca se acaba, la norte del Vignemale.
Después de 2 horas y media de aproximación hasta la pradera de Oulettes plantamos nuestra tienda de campaña a modo de campamento base pues estaremos unos dÃas por aquÃ. Nos metemos pronto al saco pues sabemos que el dÃa siguiente va a ser duro y sobre todo muy laaargooo.
A las 8 de la mañana estamos preparándonos todos los bartulos en el pie de la vÃa que es más o menos claro (depende de la altura de la rimaya y del glaciar) donde hay un pitón. Los dos primeros largos son directos y muy bonitos por una fisura recta y evidente que trascurre por ofita verde. A partir de aquà es ir en todo momento por la parte más débil de la pared siguiendo algún clavo (habÃa bastantes más de los que esperaba) e incluso algún spit o parabolt.
A eso de las 14h del mediodÃa la montaña nos recuerda donde estamos con una tormenta eléctrica de mil pares de narices. El dilema es grande, la cosa está jodida: podrÃamos rapelar los 400 ó 500 metros que llevamos escalados o podemos esperar a que escampe lo cual no parece que suceda nunca. Optamos por la segunda, quizá rapelar sea demasiado peligroso y expuesto asà que pasamos más de una hora bajo la tormenta escuchando los rayos y truenos cada vez más cerca.
De repente, parece que para de llover y marchamos para arriba, hemos perdido un tiempo precioso. Vamos siguiendo la lÃnea más evidente que a veces no es facil de seguir. Las horas pasan y todavÃa queda mucha pared. No paramos de escuchar avalanchas del glaciar y de las paredes de la izquierda de Corredor del Gaube. Parece que va a tocar picar vivac. Esta vez hemos venido "un poco más preparados" pues hemos traÃdo un saquito de papel de fumar pero...¡menos es nada! y un par de mantas de supervivencia.La noche nos cae cuando salimos justo a la arista de Gaube supuestamente la parte más fácil pero todavÃa queda, además parece que no somos los únicos a los que se le ha echado la noche encima pues hay un vivac que cabemos los dos ¡incluso tumbados! Cuando montamos todo rompe otra vez a llover y tronar como nunca. ¡Vaya mieditis! El material si que lo hemos dejado a unos cuantos metros sabiendo que atrae a los rayos pero las mantas nos envuelven siendo también un pararrayos.
Aún con la tanguela encima tardo poco en dormirme pues estoy baldao después de no parar en todo el dÃa sin haber comido y bebido apenas. Al dÃa siguiente seguimos al lÃo, hace tiempo que he perdido la cuenta de los largos, llevaremos unos 25 o asÃ. Esto no se acaba nunca. Superamos un sistema de viras y diedros y...¡vemos la cima! nos queda tan sólo un largo. Antes de la una del mediodÃa llega el segundo de la cuerda a la cumbre. ¡BUF! Vaya paredón machote. Allà coincidimos con gente que ha subido por la vÃa normal diciéndonos que los guardas de Oulettes y Baysellance estaban alerta pues nos habÃan visto subir el dÃa anterior pero no bajar.
La bajada la hacemos con tranquilidad y con una niebla en todo momento que no se ve más allá de 10 metros. A las 18,30h llegamos a la tienda destrozados, que larga se ha hecho la maldita bajada. Ahora solo toca descansar, comer e hidratarse. Cuando me veo los dedos de las manos y los pies...¡sorpresa! los llevo hinchados como morcillas. Efectos secundarios.
Acitividad de las que curten.
Dificultad. D+/MD-